2021x07 Sobre los jurados y un ensayo de Ciro Alegría Varona
Lima, lunes 13 de diciembre de 2021
1.
Yo fui amigo del filósofo Ciro Alegría Varona, desde que éramos jefes de práctica en Estudios Generales Letras de la PUCP. Cuando él era jefe de estudios del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, me dio la oportunidad de dictar el curso de Lógica. Tenía 24 pero parecía tener menos, por eso el padre Armando Nieto, que también dictaba allí, fue a avisarle que en una clase un alumno estaba entreteniendo al salón porque no había llegado el catedrático; ese "alumno" era yo. Tengo muchos recuerdos gratos de esa época. Allí tuve como alumno al filósofo Sandro D'Onofrio; quien hizo sus pininos en la docencia en la Universidad San Ignacio de Loyola, donde yo acabé como subdirector de Estudios Generales el 2013, año en el que me retiré de ser profesor a tiempo completo cuando mi mamá perdió la vista.
Me apenó muchísimo la muerte de Ciro el 2020; y en homenaje a mi amigo decidí leer todo lo que tenía a la mano que padre e hijo habían publicado y me faltaba leer. Así es como leí su ensayo ganador del Premio Copé de Oro, que está en línea.
2.
El comienzo de la lectura del libro me hizo reír mucho porque en el primer párrafo del prólogo, Giusti dice "He recibido, de parte de los miembros del Jurado de la VI Bienal de Ensayo, el honroso encargo de exponer las razones que nos llevaron a otorgar el Premio Copé 2018 al texto titulado Adagios. Crítica del presente desde una ciencia melancólica, presentado a concurso con el seudónimo Arturo Izquierdo y escrito, como se supo luego, por Ciro Benjamín Alegría Varona" (:09) Me hizo reír porque para decir la verdad, Giusti debió poner "como se supo luego luego" porque era muy sencillo identificar al candidato al premio.
Sus referencias musicales y filosóficas (por ejemplo a Hegel que estudiamos en su curso Filosofía del Derecho), sus lecturas preferidas, sus profesores, sus clases, sus viajes, su anécdota en el palacio de gobierno antes de una reunión con el presidente Paniagua, la mención a su padre y a familiares, etc. lo identificaba con facilidad. Giusti en el prólogo cita al tío Arturo de Ciro, la parte del párrafo que no cita, una línea antes, es la mención a su esposa Ana Sabogal. ¿El jurado leería los diez ensayos seleccionados para el premio o sólo los hojearon? Bueno, ya sabemos cómo son los jurados en el Perú.
3.
Ciro tiene una buena frase al comentar el adagio 14. Lo mejor es enemigo de lo bueno: "Lo cierto es que las personas excelentes son de dos tipos: personas poéticas y personas éticas. Unas se justifican por sus obras y las otras porque son buenas personas". (:57) Línea que ya la he visto que un par de personas la han citado de su libro.
Discrepo totalmente. Pareciera que hubiera una oposición entre "hacer" cosas buenas y "ser" bueno; pero uno sólo es bueno por realizar permanentemente obras buenas. Por lo tanto, sólo hay un tipo de personas excelentes, las éticas, aquellas que hacen el bien. Las personas inmorales tratarán de justificar sus canalladas alegando que al menos hicieron obras: robó pero hizo puentes peatonales y losas deportivas, esterilizó pero paró la inflación. Eso no las convierte en excelentes personas "poéticas". Puedo separar a Harvey Weinstein de sus producciones, puedo separar a Bill Cosby de su shows, a Plácido Domingo de sus arias, a Woody Allen de sus películas, o a Mario Testino de sus fotografías; pero sus excelentes obras no las convierten en excelentes "personas poéticas", siguen siendo unos seres miserables.
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4.
Para muestra dos botones. Les copio dos citas del ensayo. Una sobre el respeto y el tuteo confianzudo en el adagio 16. La segunda es una crítica al cine y a los videojuegos de acción, por ser más destructivos que constructivos del adagio 33:
El respeto está lleno de una extrañeza asombrada, no es jamás resultado del acostumbramiento y la familiaridad. El respeto es el hermano tímido de la hospitalidad, que es alegre y curiosa. Quienes ejercen dominación suelen confundir el temor que se les tiene con el respeto que se les deben y hasta prefieren ser temidos antes que respetados porque el respeto, como es libre, es incierto. Por esto los poderosos tutean a todo el mundo porque les agrada ganar una confianza en que el respeto, junto con sus razones y objeciones, ya no tiene caso. (:63)
33. Vivir intensamente. El cine está lleno de acción. La experiencia de condensación del acontecer humano en un espacio artificial está ahora en el cine.
La plenitud de la acción se vive más completamente que nunca desde que la negatividad propia de la acción se ha automatizado en las escenas de acción. Toda acción humana contiene una promesa de dejar atrás la triste realidad de los simples hechos y poner en su lugar una nueva realidad causada libremente por el hombre. El ademán de negación propio de la acción se convierte en un gesto repetitivo, casi mecánico, cuando se dedica al aniquilamiento. La acción cinematográfica hace vivir con entusiasmo la violencia, y no solo en sus formas abiertas y explosivas, sino también en las insidiosas, difusas, virulentas, como la persecución, la vigilancia, el acecho, la sospecha, la intriga, el suspenso, el miedo y el horror. No habríamos alcanzado la intensidad extrema de la acción que inauguró el cine si no hubiéramos ingresado a través de él a la paradójica acción automática, hoy llevada a extremos por los juegos interactivos y la realidad virtual. (:131)
5.
Revisen desde aquí el ensayo, compartan el enlace en sus redes, y podemos conversar a partir de su lectura:
https://cultura.petroperu.com.pe/biblioteca-cope/adagios/
Estamos en contacto, que se procuren amor y salud,
Miguel-Humberto Fuentes Huerta
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